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Alesia

La recién nacida Alesia era feliz ignorando que había sido abandonada por sus padres biológicos en el corazón de la Jungla de los Bestiasangre, y su tierna y delicada risas pronto atrajo la atención de Sophia, una de las jefas del Clan Leopardo. Acababa de sufrir la trágica pérdida de su hija, por lo que tomó la decisión de llevarse a Alesia con ella de regreso a su guarida como si fuese su propia descendencia, salvando así a la niña humana de las hambrientas fauces de sus parientes. La noticia de que Sophia había adoptado a una humana y la había amamantado con leche de leopardo destinada a su difunta hija provocó un alboroto en el Clan Leopardo, especialmente en los círculos más tradicionales. Para ellos, los humanos eran peligrosos y traicioneros, solo aptos para ser cazados. Pero Alesia sobrevivió a esta mancha en el honor del Clan Leopardo. En un extraño gesto de tolerancia, el Jefe otorgó a Alesia una membresía honoraria, gracias a las muchas contribuciones de Sophia y en reconocimiento a su sentida pérdida. A partir de ese momento, se les permitió vivir solas, pero a salvo, cerca del territorio del Clan.
Por supuesto, el estatus formal de Alesia significaba muy poco para los otros miembros del Clan, y soportó una infancia sin amigos excepto por un joven Leopardo llamado Bachelard, cuyas circunstancias eran similares a las suyas. A diferencia de Alesia, Bachelard era excluido por su madre, una Leoparda enfermiza aquejada de mala salud en un Clan que valoraba la fuerza por encima de todo. Fue una amistad forjada a partir del ostracismo compartido de Bachelard y Alesia. Pero el dolor era más profundo para Alesia. Desde muy joven entendió que nunca tendría las fuertes garras, el pelaje protector, ni las hermosas colas de sus “parientes”. Alesia, una frágil humana, siempre había tenido un aspecto ridículo en comparación con los otros niños Leopardo, que la superaban fácilmente en cualquier juego de rapidez y fuerza. Al menos había aprendido a poner cara de valiente, pero por mucho que quisiera ocultar su dolor o su culpa por la decepción de Sophia, se veía venir una ruptura inminente.
La esperanza llegó al escuchar una conversación entre Sophia y el Maestro Brujo del clan poco después de cumplir los 15 años. Podría existir una forma de mejorar el frágil físico humano de Alesia, pero era peligrosa. El Maestro Brujo describió el destino del Zorro Hechicero, quien, tras coquetear con la Oscuridad, había sido encarcelado en algún lugar dentro del territorio del Clan Leopardo. La poderosa criatura aún vivía y, además, poseía poderosos hechizos de transformación que podían fortalecer incluso a Alesia. Sabiendo que el fracaso tendría consecuencias para su madre, Alesia decidió que debía llevar a cabo el plan por su cuenta.
Alesia reveló su alocado plan a su único y más leal amigo, Bachelard, y las dos almas valientes se embarcaron en su aventura más atrevida hasta el momento: una intrusión en una zona prohibida de la Jungla de los Bestiasangre para liberar al sanguinario Zorro Hechicero. Un plan prácticamente imposible. El hecho de que tuviera éxito fue poco menos que un milagro. La astucia humana natural de Alesia y la destreza física de Bachelard se combinaron perfectamente para engatusar al Hechicero Zorro y que concediera el deseo de Alesia. La transformación se completó rápidamente. Alesia inspeccionó su nuevo cuerpo: voluptuoso, hermoso y bendecido con una maravillosa cola y orejas del Clan Zorro. Pronto se dio cuenta de algo: Bachelard no la miraba con ojos de amigo, había algo más…
Alesia se apresuró a regresar a la guarida de su madre, ansiosa por compartir las buenas noticias. Pero subestimó la gravedad de infringir la Ley de la Jungla y sus efectos. La liberación del hechicero alineado con la Oscuridad había enfurecido no solo a su Jefe de Clan, sino también a muchos otros habitantes de la Jungla de los Bestiasangre, aliados del Clan Leopardo. El Clan ya había arrestado a su madre y estaban esperando a Alesia para acompañarla a su propio juicio.
Alesia se dio cuenta de inmediato de que cualquier cosa que no fuera un hechizo de olvido extremadamente poderoso implicaría a Sophia en su decisión. Aprovechando sus nuevos poderes, Alesia obró un hechizo sobre todos los presentes. A pesar de lo doloroso que había sido vivir en la Jungla de los Bestiasangre, todavía era su hogar y el sitio de todos sus recuerdos, felices o tristes. Pero la lógica dictaba que debía desaparecer tanto de la mente como de la vista, e incluso de la memoria de su madre. Alesia supo que el hechizo estaba completo cuando sintió que todo su poder la abandonaba. Después, solo Bachelard, cuya conexión emocional con Alesia había sido reforzada con intenciones románticas, la recordaba como algo más que un vago esbozo: una figura que tenía que volver a encontrar algún día, pero con un rostro que no podía recordar.
Alesia vagó por Aurelica durante años antes de establecerse finalmente en otro lugar al que podría llamar hogar: Isla Pirata. Aquí entabló contacto con muchos amigos y conocidos que, como ella, también estaban huyendo de algo. Eso incluía a la dama que se convertiría en su mejor amiga, la voluptuosa bailarina Flarence, quien acogió a Alesia bajo su ala. A su vez, Alesia llegó a trabajar para Flarence como uno de sus principales lugartenientes en la gran red de recopilación de inteligencia de la isla.

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