February 8, 2022
Gubeg, el jefe de los goblins del desierto, obtuvo su corona por tener una astucia más despiadada y una inteligencia más engañosa que la de sus hermanos menos dotados, muchos de quienes fueron sacrificados durante su ascenso. Y es que así son las reglas de la sociedad goblin. Gubeg posee una ventaja que nadie más debajo de él tiene: una mascota muy poderosa y venenosa apodada “Horacio”. Gubeg se topó con una guarida de mantares peligrosos en una cacería mal dirigida, pero tuvo la suerte de huir con vida y un huevo de mantar a punto de eclosionar, que se convirtió en Horacio.
Los mantares son una especie similar a gusanos robustos de sangre fría con cuernos y escamas, y no son muy común de encontrar. Habitan al sur y el oeste del desierto. Estas criaturas serían inofensivas de no ser por el veneno letal que esconden detrás de sus colmillos, que podría matar a un orco de una sola mordida. Tras nacer, Horacio interpretó que Gubeg era su figura materna, y desde entonces lo sigue a todas partes. Gubeg lleva a este peligroso animal por su feudo como guardaespaldas. Por lo general, los goblins son una raza poco fiel; es posible que Gubeg haya superado la media de la duración de un reinado goblin gracias a Horacio.