Desmond

Desmond se graduó de joven como un mago sanador en la Academia Imperial en las especializaciones de curación, creación de pociones e invocación, y pronto se convirtió en un experto muy solicitado. Si los clientes de Desmond pudieran quejarse de algo, sería que tendía a concentrarse solo en los pacientes con menos posibilidades de curarse o al borde de la muerte. Este hábito extraño, sumado al inesperado deterioro de los cuerpos que no se podía explicar por el uso de magia curativa común, comenzó a levantar sospechas. Es que Desmond experimentaba con sus pacientes más enfermos y probaba brebajes nuevos e impredecibles. Su primera amenaza de expulsión vino de la mano de un colega que amenazó con denunciarlo tras descubrir sus inmorales experimentos con pociones. Desmond logró evitar que su colega lo denunciara a las autoridades con una astuta apelación a la práctica compasiva de la eutanasia con sus pacientes más críticos. Luego, aprovechó la oportunidad que le ofreció la quietud de la noche y asesinó a su colega en silencio.

Este fue solo el primero de una serie de eventos inexplicables en el hospital que levantaron más sospechas hacia Desmond, quien sentía que ya no hacía esto por dedicarse a la medicina. Es verdad que, al principio, Desmond solo experimentaba con aquellos que estaban a horas o días de una muerte segura, pero sentía que ya no podría defenderse ante sus colegas y que, además, empezaba a disfrutar con morbo de las muertes accidentales que ocasionaba. Desmond se dio cuenta de que disfrutaba del sentimiento de tener poder absoluto sobre las personas y, meses después, ya no tenía tanto cuidado con el tipo de víctimas a las que aplicaba sus brebajes experimentales.

Finalmente, llegó el día en que Desmond se vio obligado a huir como fugitivo del imperio; aun así, su proeza mágica lo ayudó a mantenerse fuera del alcance de la Guardia Imperial, e invocaba a una parvada de cuervos cada vez que creían que estaban a punto de capturarlo. Desmond pasó años ocultándose en las lejanas fronteras oriental y occidental, hasta que llegó a sus oídos la noticia de una epidemia en Pegaso, adonde se dirigió tentado por la posibilidad de tratar a una gran cantidad de enfermos. Allí, Desmond descubrió que sus servicios como médico eran muy requeridos; desde entonces, se entusiasma con la idea de portar su máscara de cráneo de cuervo y aplicar encantamientos crueles a los desdichados que sufren de la plaga.